martes, 18 de noviembre de 2008

Ser Feliz :)


Nos pasan, nos han pasado y nos seguirán pasando a todos las mismas cosas. Que por otra parte son las mismas que les han pasado a nuestros abuelos y a los abuelos d nuestros abuelos, por los tiempos d los tiempos. Y algunas de las cosas que nos pasan se resumirían en una sola frase: No somos felices.
Sí, no somos felices.
¿Será cierto? ¿Será verdad que para ser feliz nos hace falta tener estas cosas y akellas? ¿lo que nunk he tenido, lo que siempre he deseado? ¿lo que tiene mi vecino? ¿lo que tiene akella persona que tampoko es feliz? ¿Será ésta la verdad?.
Es hora de tomar una decisión, porke ser felices no es un derecho. Kiero que entiendas… no solo es tu derecho ser feliz, es… TU OBLIGACIÓN.
Hay poks cosas a las cuales creo que estás obligado, una de ellas es SER FELIZ. Y esta felicidad depende de algunas decisiones, depende de que t ocupes de ello, depende de que seas capaz de jugarte la vida en estas decisiones.
La felicidad no es la alegría, no es estar contento, no es reírse todo el tiempo. La felicidad es nada más y nada menos que la sensación de serenidad que tienes cada vez que tienes la certeza de estar en el camino correcto.
Kizás t estés preguntando entonces ¿cómo hallar el kmino correcto? No le preguntes a nadie, la respuesta está en ti, si kieres buscarla.
La felicidad, cualkiera que sea nuestra definición, tiene que ver con una postura de compromiso incondicional con la propia vida. Tan personal y tan intransferible como la felicidad misma.

“Puedo compartir lo que tengo”, “puedo contarte lo que siento”, “puedo dedicarte lo que hago”, “puedo elegir estar contigo en mis momentos más felices” pero no puedo compartir mi felicidad.
No puedo, aunque me duela, no puedo hacerte feliz.
¿Y entonces?, ¿qué es lo que puedo? Puedo elegir mi propio kmino, puedo mostrarte mi kamino, puedo ofrecerte mostrarte algunas cosas de él, pero mi desafío no es ser tú. Mi desafío es ser yo mismo.
El desafío es vivir de verdad y VIVIR DE VERDAD es ser verdaderamente ser kien soy, más allá y más acá de kien seas tú y de lo que tú esperes de mí.
Es cierto, el hecho de ke estés tú ahí me actualiza y me confirma, pero no me define. Vivir de verdad significa precisamente dejar atrás todos los personajes que has creado para otros. Abandona el papel que diseñaste para inscribirte en esta sociedad. Deja salir al yo verdadero.
Deja salir al héroe que eres cuando eres tú mismo.
Si eres capaz de confiar que más adelante, a la vuelta de la eskina aparecerá sin lugar a dudas, akel o akella que te pueda aceptar, amar y desear tal como eres. Entonces no hay nada que temer.
¿Y si el otro no gusta de tÍ como eres ahora? entonces… simplemente… no gusta de ti. No parece una buena idea que lo que más le guste sea lo que potencialmente vea en ti. NO hay que enamorarse del potencial del otro, sino de lo que el otro, verdaderamente ES.
Y mientras estás junto con alguien, hay ke trabajar para que cada uno deje salir lo que es cada vez más. Y en este dejar salir de mi ser como soy, también estará presente mi deseo y necesidad de luchar por akellas cosas que kiero y que necesito. Y sería bueno ser capaz de dar mi vida por estas cosas ¿Cuánto tiempo? ¿Hasta cuándo? ¿Hasta dónde? ¿Cuál es el precio?
Como otras veces, mis aspectos más pedagógicos me han llevado a fabricar ciertas reglas. Especie de maneras de acordarme de los pasos a seguir. En este caso, he diseñado una regla mnemotécnica, se llama: LA REGLA DEL OSO IDIOTA.
Kizás sirva solo para que te rías un rato, pero me parece importante que pienses en su contenido.
Oso se escribe O - S - O y esta es una secuencia para recordar.
¿Tú kieres algo, de verdad lo kieres? ¿de verdad significa tu vida? ¿de verdad es importante para ti?. Pues bien… la regla del OSO dice: OBTENLO, ocúpate de ello, juégate la vida, comprométete, pon tu corazón al servicio de lo que kieres obtener y obténlo.
¿Verdaderamente lo kieres, verdaderamente es importante para ti? Pues bien, ¡ve por ello!
¿Qué kieres? ¿el amor de esa mujer? ¿la mirada de ese hombre, esa casa, ese auto? ¿ese trabajo? ¿tú kieres esa ropa? ¿tú kieres esa profesión? ¿kieres dedicarte a eso? Pues bien… OBTENLO, juégate todo lo que de lugar. Pon toda tu energía al servicio de eso, pero… OBTENLO.

Me dirás: “Ahh.. lo que pasa es que a veces he kerido obtener y ha sido imposible obtenerlo”…. AJA… IMPOSIBLE OBTENERLO !!!
¿Seguro? ¿te has comprometido? ¿has jugado tu vida? ¿has hecho todo lo posible? “Si, si, si, lo hice, pero es imposible”. ¿Imposible obtenerlo? Muy bien… la regla del oso dice: IMPOSIBLE OBTENERLO… SUSTITUYELO!!! Sustitúyelo, kiero decir: no es esa casa, será otra, no es ese tren será otro, no es esa mujer será otra, no es ese trabajo, será otro. De verdad ¿kisiste OBTENERLO, no fue posible? SUSTITUYELO!!!....
Te escucho diciendo… “ah sí!! se dice muy fácil pero la verdad es que he kerido sustituirlo y esto que yo kiero es INSUSTITUIBLE !!!”
Ajá… no lo has podido obtener y no lo has podido sustituir… pues bien… OLVIDALO, ahora mismo… olvídalo, cancela esta historia ¿no lo pudiste OBTENER, no lo kisiste SUSTITUIR, pues bien… OLVIDALO!!!.
“Ayyyy sí, ¿sabes qué pasa? que en realidad yo no lo kiero olvidar”
Muy bien, la regla es implacable: no lo pudiste OBTENER, no conseguiste SUSTITUIRLO, y no kieres OLVIDAR, entonces… me parece que eres un IDIOTA.
Esta es pues la regla del OSO IDIOTA una regla que habla de todos nuestros dolores y sufrimientos crónicos, todo lo que nosotros somos de neuróticos consiste en algunas cosas que no hemos podido obtener, que nos negamos a sustituir y que nos resistimos a olvidar.

“Una tarde hace muchísimo tiempo, Dios convoco a una reunión.
Estaba invitado un ejemplar de cada especie. Una vez reunidos y después de
escuchar muchas quejas, Dios soltó una sencilla pregunta:
¿entonces, que te gustaría ser? A lo que cada uno respondió sin tapujos y
a corazón abierto. La jirafa dijo que le gustaría ser un oso panda,
el elefante pidió ser un mosquito, el águila serpiente, la liebre quiso ser tortuga
y la tortuga golondrina. El león rogó ser gato, la nutria carpincho, el caballo orquídea
y la ballena solicitó permiso para ser zorzal.
Le llegó el turno al hombre quién casualmente venía de recorrer el camino de la verdad,
hizo una pausa y esclarecido exclamó: señor… yo quisiera ser feliz”

Ser feliz, posiblemente el único compromiso obligatorio. Nuestra única obligación en la vida: ser felices. Y kizás, ayudar a otros a serlo.
Pero ¿cómo podría ayudarte si antes no he conkistado ese espacio para mí? Así que está planteada nuestra obligación, esta obligación que pasa para mí por encontrarle un sentido a tu vida.
Si recordamos akello que decía Victor Frankl: “Una vida sin sentido, no tiene sentido para ser vivida” (Victor Frankl, El hombre en busca de sentido, Edit. Herder) y deberás entonces elegir ¿para qué vives¿. ¿Qué, de todo lo que haces le da sentido a tu vida? ¿Será siempre una búsqueda, estarás detrás del placer? ¿creerás que tienes una misión en la vida que alguien t encomendó o t encomendaste? ¿o kerrás trascender? Kien lo sabe. Será tu propia decisión, pero debes darle un sentido, debes encontrar ¿qué? de todas las cosas que haces le da un sentido especial a esta vida tuya.

Jorge Bucay. El camino de la felicidad (extracto)

miércoles, 22 de octubre de 2008


Táctica y estrategia
Mi táctica es mirarte,
aprender como eres,
quererte como eres.

Mi táctica es hablarte y escucharte,
construir con palabras un puente
indestructible.

Mi táctica es quedarme en tu recuerdo,
no sé cómo ni sé con qué pretexto
pero quedarme en ti.

Mi táctica es ser franco
y saber que eres franca
y que no nos vendamos simulacros
para que entre los dos no haya
telón ni abismos.

Mi estrategia es en cambio más profunda
y más simple
mi estrategia es que un día cualquiera,
no sé cómo, ni sé con qué pretexto,
por fin me necesites.

Mario Benedetti
(poeta Uruguayo 1920 - )

jueves, 16 de octubre de 2008

LO BIEN QUE SE LO PASARON


Cuento de Isacc Asimov "The fun they had", 1951

Margie incluso lo anotó aquella noche en su Diario. En la página correspondiente al 17 de mayo de 2157, escribió: - ¡Hoy Tommy encontró un libro de verdad!
Era un libro muy viejo. El abuelo de Margie le había contado que cuando él era pequeño, su abuelo le había dicho que existió un tiempo en que todos los cuentos venían impresos sobre papel.

Fueron pasando las hojas, que estaban amarillentas y arrugadas, y resultó terriblemente divertido leer palabras inmóviles en vez de aquellas que se movían sobre una pantalla. Y después, cuando volvían a la página anterior, se veían las mismas palabras que las que las que acababan de leer la primera vez.

- Vaya – dijo Tommy - , qué desperdicio. Cuando acabas de leer un libro, lo tienes que tirar, supongo. Nuestra pantalla de televisión debe contener un millón de libros y sirve para muchos más. Yo no la tiraría.
- Igual que la mía – dijo Margie.

Ella tenía once años y no había leído tantos telelibros como Tommy. Ël tenía trece años.
Ella preguntó:

- ¿Dónde lo has encontrado?
- En mi casa. – Señaló sin levantar la vista por que estaba ocupado leyendo. – En el desván.
- ¿De que trata?
- Del colegio.

Margie hablaba despreciativamente.
- ¿Del colegio? ¿Qué se puede escribir acerca del colegio? Yo odio la escuela.
Margie siempre había odiado la escuela, pero ahora la odiaba más que nunca. La profesora mecánica le había estado poniendo examen tras examen de Geografía y cada vez lo hacía peor y peor hasta que su madre, moviendo tristemente la cabeza, había llamado al inspector del Condado.

Era un hombrecito redondo con una cara sonrosada y una caja llena de herramientas con diales y alambres. Le sonrió a Margie y le dio una manzana, a continuación se llevó a la profesora a un lado. Margie tuvo la esperanza de que no supiera arreglar el problema, pero sí sabía y, al cabo más o menos de una hora, allí estaba, grande y negra y fea, con una gran pantalla sobre la cual aparecían todas las lecciones y se hacían las preguntas. Aquello no estaba tan mal. Lo que Margie más odiaba era la ranura en la que tenía que poner los deberes y los exámenes. Siempre tenía que escribirlos utilizando un código de perforación que tuvo que aprender cuando tenía seis años, y la profesora mecánica calculaba la nota casi inmediatamente.
El inspector sonrió al acabar y acarició la cabeza de Margie. Le dijo a su madre:

- No es culpa de la niña, señora Jones. Creo que el sector de Geografía estaba actuando con verdadera celeridad. Estas cosas ocurren a veces. Lo he puesto más lento para que se adapte al nivel de una niña de diez años. En realidad el progreso general de su hija es bastante satisfactorio.

Y de nuevo acarició la cabeza de Margie.
Margie se quedó muy desilusiona. Tenía la esperanza de que se llevaran a la profesora. En una ocasión se habían llevado a la profesora de Tommy durante casi un mes por que el sector de Historia había desaparecido por completo.

Le dijo a Tommy:
-¿Por qué querría alguien escribir acerca de la escuela?

Tommy la observó con una mirada de superioridad.

- Porque no se trata de nuestro tipo de escuela, tonta. Es el tipo de viejo colegio que tenían hace cientos y cientos de años.- Añadió con arrogancia, pronunciando la palabra con cuidado: - Hace siglos.

Margie se sintió ofendida.

- Bueno, no sé que clase de escuela tenían hace tanto tiempo.

Durante un rato leyó el libro por encima de su hombro y dijo:

- En cualquier caso tenían un profesor.
- Claro que tenían profesor, pero no era un profesor normal. Se trataba de un hombre
- ¿Un hombre? ¿Cómo puede un hombre ser profesor?
- Bueno, simplemente les enseñaba cosas a los chicos y chicas y les ponía deberes y les hacía preguntas.
- Un hombre no es suficientemente inteligente.
- Claro que lo es. Mi padre sabe tanto como mi profesor.
- No puede. Un hombre no puede saber tanto como un profesor.
- Te apuesto algo a que sabe casi tanto como el profesor.

Margie no estaba preparada para discutir esa afirmación.

- A mí no me gustaría tener un extraño en mi casa dándome clases.

Tommy gritaba de risa.

- No sabes mucho, Margie. Los profesores no vivían en las casas. Tenían edificios especiales y los niños iban alli.
- ¿Y todos los niños aprendían las mismas cosas?
- Si tenían más o menos la misma edad sí.
- Pero mi madre dice que un profesor tiene que ajustarse a la mente de cada niño o niña que enseña y, que a cada niño hay que enseñarle en forma diferente.
- Sea como sea, en aquella época no lo hacían así. Si no te gusta, no tienes que leer el libro.
- No he dicho que no me gustara – dijo Margie rápidamente.

Quería enterarse de cómo eran esas escuelas tan raras.

No había llegado ni a la mitad cuando llamó la madre de Margie.
- ¡Margie! ¡La escuela!

Margie levantó la vista.
- Todavía no, mamá.
- ¡Ahora! – dijo la señora Jones - . Seguramente es hora de que vaya Tommy, también.

Margie le dijo a Tommy.

- ¿Puedo seguir leyendo el libro contigo cuando acabe las clases?
- Quizá – replicó con arrogancia.

Se marchó silbando, el viejo y polvoriento libro colocado bajo el brazo.
Margie entró a la sala de clases. Estaba al lado de su habitación, y la profesora mecánica estaba esperándola. Cada día, excepto los sábados y domingos, estaba a la espera, por que su madre decía que las niñas pequeñas aprendían mejor si seguían un horario regular.

La pantalla estaba iluminada y decía:

- La lección de aritmética de hoy trata de la suma de quebrados. Por favor, inserte los deberes de ayer en la ranura correspondiente.

Margie siguió las órdenes con un suspiro. Estaba pensando en las viejas escuelas que existían cuando era pequeño el abuelo de su abuelo. Iban todos los niños del vecindario, riendo y jugando en el patio, sentados juntos en el aula, regresando juntos a casa al finalizar el día. Aprendían las mismas cosas, de modo que podían ayudarse con los deberes y hablar de ello.

Y los profesores eran personas...

La profesora mecánica resplandecía en la pantalla:

- Cuando sumamos los quebrados ½ y ¼ ...

Margie estaba pensando en lo bien que se lo debieron haber pasado los niños en los viejos tiempos. Estaba pensando en lo divertido que debió haber sido.